lunes, 2 de abril de 2012

En Bici por el Valle de Pineda y el Pozo Curavacas...

Acompañando al Río Carrión recién nacido...

Cuenta una antigua leyenda que el Pozo Curavacas está conectado con el mar y lo habita una gran serpiente que surge entre ruidos de oleaje enfurecido cada vez que hay tormenta amenazando con tragarse a quien ose desafiarla. Para llegar hasta allí deberemos recorrer un enorme valle glaciar que se interna en el salvaje corazón de Fuentes Carrionas. ¿Hacen falta más excusas para que a uno le entren ganas de conocer estos parajes?.


- Punto de Partida y llegada: Vidrieros (Palencia)
- Desnivel: +- 550 mts.
- Longitud: 40 kms.
- Dificultad: Media
- Horario: 5 horas
- Tipo de Camino: Pistas anchas de firme variable
- Observaciones: Toponimia del Mapa “Macizo de Fuentes Carrionas” de Ediciones Adrados.


El Río Carrión es tan palentino que para no dejar de serlo se arroja a las aguas del Pisuerga en Dueñas antes de abandonar su provincia. Más de cien kilómetros aguas arriba, en la otra punta de Palencia, cuando este gran río no es más que un arroyuelo cantarín, el espectacular paisaje de las cumbres más altas del Macizo de Fuentes Carrionas y el Valle de Pineda le acompañan en sus primeros kilómetros de vida. Tres preciosas lagunas se disputan su “maternidad”. La Laguna de Fuentes Carrionas es la que se lleva el título por estar la más alta y la más lejana. Que mejor lugar para nacer que en un espectacular circo glaciar presidido por la Peña del Infierno, cumbre que ostenta el título de “techo” de la provincia de Palencia con sus 2.537 mts. Los Pozos del Vés siguen a la anterior en altura y lejanía y no se quedan atrás en cuanto a belleza. Este conjunto de lagunas en lo alto de los Puertos del Ves es uno de los rincones más bonitos y olvidados de las montañas palentinas que se merecen una visita obligada. Y, por último, el Pozo Curavacas que a pesar de aportar una gran parte de las aguas del río Carrión no puede presumir ni de lugar de nacimiento ni de lugar más alto. Pero de lo que sin duda puede presumir este lugar es de misterioso. Una antigua leyenda cuenta que este pozo está conectado con el mar y lo habita una gran serpiente que surge entre ruidos de oleaje de mar enfurecido cada vez que hay tormenta amenazando con tragarse a quien ose desafiarla. El 17 de Agosto de 1914 el palentino Juan Díaz-Caneja quiso desafiar esta leyenda con su barca “El Desencanto” navegando por las aguas del Pozo Curavacas y así lo hizo a pesar de los avisos de quienes le acompañaban. Esa misma noche una gran tormenta azotó la zona y el mismo Díaz-Caneja creyó oir los bramidos de la serpiente. Yo creo que no hacen falta más excusas para que a uno le entren ganas de conocer este lugar, eso sí, no elijáis un día de tormenta, je, je, je!.

ITINERARIO. La pista que recorre el Valle de Pineda sale desde Vidrieros en dirección oeste siguiendo siempre de cerca el curso del Carrión.


A los dos kilómetros pasaremos junto a un refugio de pescadores y un poco más adelante la pista se divide en varios ramales al atravesar unos grandes llanos. Dos kilómetros más y pasaremos por el paraje donde estaba el antiguo Puente Pucherín, preciosa construcción de madera que desapareció arrastrado por una riada. En este punto el valle gira hacia el norte y un kilómetro más adelante cruzaremos el Carrión por el puente de Pontón Seco. Seguimos pegados al río y volvemos a girar hacia el norte para llegar en unos cuatro kilómetros a la Vega Santa Marina donde un coqueto refugio domina el paraje.


En este punto tenemos dos opciones, si queremos mojarnos los pies tendremos que tomar la pista de la izquierda para atravesar unos profundos vados que según la época pueden ser totalmente desaconsejables si el Carrión baja crecido. Para no mojarnos debemos seguir la pista que se dirige al Refugio y cruzar el Arroyo de Aruz por un puentecillo de cemento. Después nos dirigimos hacia la pared de la Peña de Santa Marina, donde, entre unas escobas encontraremos un sendero pedregoso que se dirige hacia el este para volver a conectar con la pista principal a la altura del chozo de Vega Verde.


Ignoramos una pista a la derecha que se dirige en subida a la Dehesa de Picorvillo y seguimos el valle del Carrión que ahora toma dirección noreste atravesando la Vega Correcaballos.

 



Esta enorme vega con impresionantes vistas a la cara noreste de Curavacas termina en un lugar llamado el Estrecho. En este lugar por donde pasan justo la pista y el río se dan la mano la cara sur del Pico Lezna y la arista norte del Curavacas a la que llaman la Cola. El Estrecho da paso a otra enorme vega adornada de grandes piedras, es la Vega Los Cantos. Vadeamos el Arroyo Reñuelo, pasamos al lado del gran chozo de Vega Los Cantos y al acabar los prados unas fuertes rampas nos hacen emplearnos a fondo durante algo menos de un kilómetro hasta encontrar un desvío a la izquierda que nos lleva a un puentecillo que cruza de nuevo el Carrión.



Ahora la pista se dirige hacia el sur y alguna rampa imposible nos obligará a echar pie a tierra para llegar a una gran curva donde de nuevo tenemos dos opciones. La primera es subir a pie por un senderillo que acompaña al arroyo que baja del Pozo Curavacas y la segunda es seguir la pista que pasando por el Chozo del Ves sigue una lomada paralela al arroyo de la primera opción hasta un rellano un poco por encima del pozo.


De una u otra manera llegaremos a este bello paraje que seguro que nos hará olvidar el esfuerzo que nos ha costado la ruta.


La vuelta la hacemos por el mismo itinerario disfrutando de nuevo del bello entorno del Valle de Pineda.


Nota: Una opción bonita y aconsejable es dejar las bicis en el final de la Vega Los Cantos y cruzar el Carrión para subir a pie por el paraje llamado Los Escalones. El Arroyo que baja del Pozo Curavacas ha creado una serie de pozas y cascadas que convertirán este paseo en una opción más aconsejable y bonita que arrastrar las bicis por la pista de subida al Chozo del Ves.

¡Saludos Esgalleros! =D...

2 comentarios:

roberto dijo...

Hola! que buenas rutas te has currado! además con detalles de sitios y leyendas que ya no recordaba.
Habrá que engrasar la bici y las rodillas y acercarse a la Montaña Palentina!!
gracias!

Vidal dijo...

Aupa Roberto!!!... muchas gracias amigo!!!... engrasa, engrasa, que la montaña palentina te espera con los brazos abiertos!!!... gracias amigo, saludos esgalleros!!! =D...