Ahí os comparto un artículo que he escrito para el
nº 2 de la Revista del Club Peña Torquilla que salió a la luz el pasado mes de Febrero durante la
XV Semana de la Montaña de Guardo... que lo disfrutéis a esgalla!!! ;)
La Alta Ruta Palentina con esquís de montaña. Una gran aventura a la puerta de casa.
Todos los esquiadores de montaña soñamos continuamente con esas condiciones perfectas de cantidad y calidad de nieve que permitan realizar rutas y descensos soñados. Por desgracia, para los que solemos desarrollar nuestra actividad en la
Cordillera Cantábrica, esas condiciones perfectas suelen ser muy poco frecuentes. Pero cuando la magia del invierno hace de las suyas y las borrascas pintan de blanco las cumbres cantábricas, llega el momento de hacer realidad sobre la nieve todos los sueños que habitan en nuestras cabezas.
La Alta Ruta Cantábrica
Siempre me ha rondado y, de momento, me sigue rondando la cabeza hacer la travesía de la Cordillera Cantábrica de una punta a otra, la Alta Ruta Cantábrica, recorriendo todos los macizos que la forman e intentando seguir la línea más cercana posible a la divisoria de aguas entre la vertiente castellana y la cantábrica. Por ello, he pasado, y sigo pasando, muchas horas mirando mapas e imaginando cual puede ser el mejor recorrido para disfrutar de estas montañas. Y, lo mejor de todo, he pasado muchas horas recorriendo los posibles itinerarios para descubrir todos los rincones mágicos que nos ofrece esta ruta de gran recorrido tanto sin nieve como con ella. Esta gran travesía es apetecible en cualquier época del año, pero es en época invernal y con esquís en los pies cuando más espectacular me parece y cuando más me apetecería recorrerla. Algún día…
El invierno de la temporada 2005/2006 fue uno de esos de los que hacen soñar y disfrutar, uno de esos que suelen poner nerviosos a los amantes de la nieve porque faltan días para todas las actividades que se quieren realizar, uno de esos INVIERNOS “de verdad” que tanto deseamos los apasionados del
esquí de montaña. El blanco elemento se presentó en grandes cantidades cubriendo las cumbres homogeneamente desde los 1.200 metros de altura, lo cual permitía recorrer toda la divisoria de aguas cantábricas sin descalzarse los esquís en ningún momento. Era el momento soñado para intentar descubrir los secretos de la Cordillera Cantábrica invernal.
Así pues, en el mes de enero del 2006, con unas condiciones de nieve espectaculares para practicar el esquí de montaña, decidimos lanzarnos a hacer varias exploraciones del sector oriental de la Cordillera Cantábrica. Fueron tres pequeñas travesías de tres días de duración que nos permitieron conocer los posibles recorridos entre Brañosera, en el macizo de Peña Labra / Alto Campóo, ubicado entre Palencia y Cantabria, y el Puerto de San Isidro, paso natural entre León y Asturias.
La Alta Ruta Palentina
La primera aventura nos llevó desde la Abadía de Lebanza, en la Pernía palentina, hasta la localidad leonesa de Casasuertes situada en la falda meridional del Macizo del Gildar, atravesando los Macizos de Fuentes Carrionas y el Coriscao. Nos debió gustar tanto la experiencia que la semana siguiente nos presentabamos en la localidad leonesa de Retuerto, puerta este del Macizo de Peña Ten, para recorrer en
otros tres días el tramo de Cordillera que nos separaba del Puerto de San Isidro, divisoria provincial situada entre las Sierras de Valverde y del Ajo. La siguiente aventura, por lógica, nos debería haber llevado a continuar hacia el oeste desde el Puerto de San Isidro, pero no fue así, porque se cruzó en nuestro camino la idea de recorrer todo el norte de la provincia de Palencia desde Brañosera hasta Cardaño de Arriba en lo que sería nuestra
Alta Ruta Palentina.
El gran culpable de que surgiese esta actividad fue mi buen amigo Alejandro Díez Riol. Bueno, esta y muchas otras que se me antojaban a medida que iba leyendo todos las aventuras y desventuras de este pionero del montañismo palentino relatadas en sus escritos y libros, en especial en su
“Historia del Montañismo Palentino”, donde sus proyectos de travesías por las montañas palentinas dieron lugar a que nos lanzaramos a recorrer nuestra particular Alta Ruta Palentina. Estaré eternamente agradecido a Alejandro por el precioso legado que nos regaló a todos los montañeros que quedamos atrapados por sus relatos.
En su día escribí esto en un foro de montaña donde publiqué nuestra actividad: “... esta ruta quisiera dedicarsela especialmente a Alejandro Díez Riol... quizá, si no hubiera sido por sus libros sobre la Montaña Palentina esta actividad no hubiera visto la luz..... sus proyectos de travesías por las montañas y sus ideas plasmadas en sus escritos son las grandes culpables de que nos lanzaramos a esta aventura y por todo ello mi más sincero agradecimiento al pionero y precursor del montañismo en Palencia... ¡Alejandro!... ¡GRACIAS!” y, ocho años después, creo que se puede apreciar que sigo pensando exactamente lo mismo, o más, si eso es posible.
Para esta aventura se dejaron engañar mis buenos amigos Santi y Alberto, además de Javi que nos acompañaría en la primera etapa. Con Javi y Santi tengo la suerte de poder seguir coincidiendo y charlar sobre esta y otras aventuras, pero a Alberto tuvimos la mala fortuna de perderlo hace ya unos años en un accidente mientras escalaba en el
Espigüete. De las travesías que hicimos aquel año preparé un pequeño audiovisual para una muestra de documentales de montaña que organizaron en Palencia unos amigos. La frase que terminaba la proyección decía:
“Quizá, algún día llegaré al lugar donde se acaban las montañas y miraré hacia atrás. Seguramente no recordaré los nombres de todas las montañas. Pero lo que si sabré con toda seguridad es que mientras subía a sus cumbres pasé muy buenos momentos. Nunca os olvidéis de los buenos momentos, porque las montañas se pueden subir muchas veces, pero los buenos momentos solo pasan una vez y eso los hace irrepetibles”
En aquella época no dejaba de ser más que un guiño poético al “carpe diem” montañero, pero a día de hoy, un escalofrío me recorre cada vez que la escucho, y es que, cuanto se echa de menos a los amigos que ya no están…
va por ti Alberto!
Cumpliendo un sueño
Día 1: 7 de Febrero del 2006.
Y llegó el día de soñar despiertos. En la primera etapa partimos de Brañosera (1.200 mts.) por una pista que, hacia el norte por el Valle del Arroyo de Canal, se interna en la falda meridional de la Sierra de Peña Labra. Atravesamos un precioso bosque que va desapareciendo a medida que ganamos altura. Un par de kilómetros después de salir de Brañosera el valle gira hacia el noroeste para afrontar las tendidas rampas que nos llevarán al Collado Sestil. Según subimos intentando coger ritmo bajo el enorme peso de nuestros repletos macutos es imposible no mirar hacia el triste espectáculo que ofrece el abandonado y semiderruido Refugio de montaña “El Golobar”. No se a quién, pero a alguno se le debería caer la cara de vergüenza por la aberración que supone tener esta construcción en este estado. O se arregla y se utiliza o se derriba y se recupera la zona, pero tenerlo así es una vergüenza para quien sea responsable de este despropósito. En fin, con paso cansino y dándole vueltas a este asunto y alguno más, llegamos al collado que comunica las comarcas palentinas de La Braña, al sur, y La Pernía al norte, el Sestil. Un pequeño descenso siguiendo el cordal hacia el noroeste nos lleva hasta el enorme Collado del Sel de la Fuente. Desde allí comenzamos la ascensión a lo que será el “techo de la jornada”, la cumbre del Cotomañinos (2.144 mts.). Un día soleado precioso con una visibilidad perfecta nos deja disfrutar en todo su esplendor de las cumbres cercanas del Macizo de Fuentes Carrionas y los Picos de Europa y otras más lejanas como el Castro Valnera y el San Lorenzo, que se divisa perfectamente a pesar de encontrarse a casi 150 kilómetros de distancia en tierras riojanas.
Superada la cota más alta de la jornada un breve descenso nos lleva a volver a poner las pieles de foca bajo los cortados del Cuchillón. Ahora nuestras huellas se dirigen hacia un pequeño colladín en la cara sur del Pico Tres Mares atravesando un precioso paraje sembrado de enormes bloques desprendidos de las abruptas paredes de las cumbres que nos dominan. Desde el colladín situado en la cara sur del Crestón a más de 2.000 metros de altura haremos un largo descenso atravesando todas las laderas de Portogaliz y la falda sur de Peña Labra para llegar con las últimas luces al Puerto de Piedrasluengas.
Hemos atravesado todo el Macizo de Peña Labra / Alto Campóo, pero todavía nos falta encontrar un sitio para cobijarnos y dormir esta noche. Así que, desde el Puerto de Piedrasluengas tomamos una pista que en unos tres kilómetros en dirección oeste nos llevará hasta la majada de Los Cuéneres (1.450 mts.) al pie de la Peña Ciquera. El recorrido iluminados por la luna llena atravesando un precioso bosquecillo es un broche de oro a esta bonita jornada. Bueno, eso, y la alegría de encontrar un chozo muy acogedor y con la puerta abierta para pasar una buena noche y recuperarnos para la etapa de mañana.
En números hemos estado foqueando/esquiando 9 horas, hemos recorrido unos 24 kilómetros, con 1.500 metros de desnivel positivo y 1.300 metros de negativo y la dificultad de la ruta se puede valorar como BE (Buen Esquiador) S3 y 30º de pendiente máxima.
Día 2: 8 de Febrero del 2006.
Después de una muy buena noche de reposo reparador en el chozo de Los Cuéneres (1.450 mts.) nos asomamos a la puerta para disfrutar del precioso amanecer con una bellísima vista, hacia el sur, de la Horcá de Lores, formada por las cumbres de El Carazuelo y Peña Carazo. Para cuando el sol asoma por detrás del Cotomañinos ya estamos listos para seguir con nuestra ruta. No apetece dejar esta coqueta majada a los pies de Peña Ciquera, pero las ganas de seguir con nuestro recorrido nos ayudan a abandonar este bucólico lugar.
Por delante nos espera un largo cordal de suaves cimas redondeadas y enormes panorámicas que en unos diez kilómetros nos llevará a los pies del Pico Bistruey. Pelapotros, Sierras Albas, Alto Velasco, Secarro, Las Cárdinas… preciosos parajes que nos hacen disfrutar del recorrido, pero que también ponen a prueba nuestras piernas con su contínuo sube-baja que impide coger un buen ritmo de marcha. Mirar hacia atrás y ver toda la zona de Peña Labra / Alto Campóo y reconocer los sitios por los que esquiabamos en la jornada del día anterior es todo un disfrute, solo superado por la visión hacia la dirección opuesta intentando reconocer el mejor paso para seguir avanzando. El pueblecito cántabro de Caloca con la enorme Peña Cigal presidiendo el valle, la Majada Peña Jorcá con su tenada casi enterrada por la nieve, la majestuosidad del Curavacas y Peña Prieta desde el Collado de las Cárdinas, son algunas de las pintorescas postales que sin darnos cuenta nos llevan a la cumbre del Pico Bistruey, espectacular mirador entre Fuentes Carrionas y la Liébana que marca, más o menos, la mitad de nuestra Alta Ruta Palentina.
Guapo descenso por su cara sur para volver a poner pieles de foca y subir esta vez al Pico Pumar o Llaos (2.066 mts.) que será el “techo” de esta segunda jornada. Mientras estamos en la cumbre el día se despide de nosotros con otra preciosa puesta de sol que se esconde por detrás del Collado del Vés.
La Luna nos vuelve a servir de faro y recorremos el cordal de la Peña Quebrada y el Cotero Pelis desde donde viviremos otro de los momentos mágicos de esta travesía, un descenso por una increible nieve polvo fría sin necesidad de alumbrarnos con nuestras linternas frontales hasta la puerta misma del Chozo de Vega Canal (1.735 mts.), donde pasaremos esta segunda noche, con una enorme sonrisa en nuestras caras.
En números hemos estado foqueando/esquiando 10 horas, hemos recorrido unos 24 kilómetros, con 1.600 metros de desnivel positivo y 1.350 metros de negativo y la dificultad de la ruta se puede valorar como BE (Buen Esquiador) S3 y 35º de pendiente máxima.
Día 3: 9 de Febrero.
Frío amanecer en Vega Canal (1.735 mts.) después de una apacible noche en este guapo chozo. Este lugar en pleno corazón del Macizo de Fuentes Carrionas es un paraje sobrecogedor en época invernal, es un auténtico “lugar remoto” a pocas horas de la comodidad de nuestras casas, una preciosa minillanura polar adornada por la enormidad de la cara norte del Curavacas, un oasis al que uno querría ser transportado cuando piensa en aventuras invernales, en fin, se nota que me gusta este lugar, ¿no? Pero tenemos que seguir nuestra ruta. Parece que se nota el cansancio de los dos días anteriores porque hoy nos cuesta más arrancar, eso, o que no tenemos ganas de que se acabe nuestro viaje y no nos apetece emprender la última etapa. Así que sin estar muy seguros del motivo arrancamos hacia el sur para encaramarnos por el Pandón de Fuentes Carrionas hacia la arista este de la Peña del Infierno. ¿Qué mejor remate para la Alta Ruta Palentina que subir al “techo” de la provincia para rematar la actividad? Espectacular subida por este aéreo “espinazo” que cada vez se afila más y termina por dejarnos a 2.537 mts. en la cumbre sur de Peña Prieta, la Peña del Infierno, el punto más elevado de la provincia de Palencia.
Lástima que el día es frío y ventoso y no nos deja recrearnos con la espectacular panorámica que ofrece esta montaña, pero aún así una gran sonrisa puede verse en nuestros rostros por la cumbre conseguida, por ver todo lo recorrido hasta aquí y por saber que ya solo nos queda un gran descenso hasta Cardaño de Arriba donde terminará nuestra aventura. Así que, pensando en todo esto, quitamos rápidamente las pieles de foca y nos lanzamos a esta gran esquiada que flanqueando la cara este del Mojón de Tres Provincias y atravesando el Campo de Gibraltar nos lleva al pindio corredor de las Agujas de Cardaño y el valle glaciar de Las Lomas, desde donde ya todo es cuestión de dejarse llevar por los esquís para terminar esta bello descenso en Cardaño de Arriba (1.420 mts.). Risas y abrazos en este bello rincón de la Cordillera Cantábrica dejan claro lo bien que lo hemos pasado en estos tres mágicos días recorriendo nuestra Alta Ruta Palentina.
En números hemos estado foqueando/esquiando 6 horas, hemos recorrido unos 14 kilómetros, con 1.100 metros de desnivel positivo y 1.350 metros de negativo y la dificultad de la ruta se puede valorar como MBEA (Muy Buen Esquiador Alpinista) S4 y 40º de pendiente máxima.
Hay posibilidad de hacer la actividad en más o menos jornadas, cambiar la ruta y elegir variantes de mayor o menor dificultad, pero, en esta ocasión, este fue el recorrido que nos pareció más bonito y lógico. El hecho de no contar con refugios guardados a lo largo de la ruta nos obligará a ser totalmente autónomos en lo que a comida y abrigo se refiere. Además, es muy importante tener un buen nivel de esquí y conocimientos y material de alpinismo por si las condiciones de nieve no fueran todo lo buenas que se esperaba. Tenemos unas montañas ideales para practicar el esquí de montaña y las travesías de varias jornadas. Pero no deberemos bajar la guardia pensando que el terreno es “fácil”, pues como decía Luis Alejos en su libro Alta Montaña Ibérica: “las apacibles laderas de vacas se pueden convertir en invierno en peligrosas pendientes de hielo”. Deberemos estar preparados para realizar un eventual rescate en avalanchas, para lo que sería interesante que fuéramos equipados con arva, pala y sonda todos los miembros del grupo. Si conseguimos reunir todos estos requisitos disfrutaremos de una de las Altas Rutas con esquís más espectaculares y exigentes que se puedan realizar en la Cordillera Cantábrica. ¡Que la disfrutéis a esgalla! ;)
¿Qué?, ¿se anima alguien a hacer la Alta Ruta Cantábrica? ;)
Ficha Técnica
Punto de Partida: Brañosera (Palencia)
Punto de Llegada: Cardaño de Arriba (Palencia)
Distancia: 62 kilómetros aprox.
Desnivel positivo: + 4.000 metros aprox.
Desnivel negativo: - 4.000 metros aprox.
Duración estimada: 25 horas de actividad
Dificultad global: MBEA S4 40º máx.
Vidal Rioja Bertrand
Guardo, Enero 2015
¡Saludos Esgalleros! =D